Estaba yo en Trujillo con mi hermano dispuestos a tomar un bus con destino a Huaraz. De pronto, descubrimos que en el mismo terminal se encontraba el señor Edson "el Cheta" Domínguez...y lo saludé! Le pregunté si volvería a la U y, sonriente, me contestó que ya no jugaba. Cómo es posible que no se le haya rendido homenaje a un campeón como el Cheta? Ah? Ah? Inexplicable. En fin, yo le dije que era un maestro y se le iba a extrañar. No mentira, no le dije eso, no me salían las palabras.
Todavía me es difícil controlar la emoción.